Es una artista que intercala el trabajo de pintura al pastel, centrándose en géneros como el retrato o la figura humana, con la realización de esculturas, generalmente obras modeladas en barro que posteriormente son fundidas en bronce a la cera perdida. En cuanto a su trayectoria en pintura cabe destacar su participación en exposiciones colectivas, tanto a nivel provincial como nacional, así como en varias exposiciones individuales a nivel provincial en las villas de Villaviciosa y Ribadesella. También forma parte del equipo directivo de ASPAS (Asociación de Pintores Pastelistas Españoles) en la que tiene la categoría de Pintora Pastelista Cualificada. Ha sido seleccionada en 4 Bienales Internacionales, donde expone una pequeña muestra de sus obras, siendo finalista en la Bienal celebrada en 2018. En cuanto a sus esculturas, son elaboradas primeramente con arcilla u otro material maleable. Posteriormente, la obra se funde mediante la técnica de la cera perdida. Sus trabajos son realistas, aunque pueden observarse influencias impresionistas en algunos de sus encargos.
Esta estatua representa al perro bautizado por los ovetenses como Rufo que, en 1988, siendo un cachorro, fue adoptado por ellos, quienes se encargaban de alimentarlo, desparasitarlo y darle baños. Durante las noches frías, Rufo dormía en los portales, que eran cedidos por los vecinos. Muchas personas intentaron adoptarlo, pero siempre se escapaba y volvía al parque San Francisco. El 21 de septiembre de 1997, este perro murió de un fallo renal, al lado de sus dos cuidadores más habituales. En el 2015, gracias a las ayudas de los vecinos ovetenses, la escultura fue implantada en la Calle Dr. Casal. Esta obra no es solo un homenaje para él, sino también para todos los perros callejeros.
