Se encuentra en la calle Dr. Casal
Esta estatua representa al perro bautizado por los ovetenses como Rufo que, en 1988, siendo un cachorro, fue adoptado por ellos,
quienes se encargaban de alimentarlo, desparasitarlo y darle baños. Durante las noches frías, Rufo dormía en los portales que eran
cedidos por los vecinos.
Muchas personas intentaron adoptarlo, pero siempre se escapaba y volvía al parque San Francisco. El 21 de septiembre de 1997, este perro
murió de un fallo renal, al lado de sus dos cuidadores más habituales.
En el 2015, gracias a las ayudas de los vecinos ovetenses, la escultura fue implantada en la Calle Dr. Casal. Esta obra no es solo un
homenaje para él, sino también para todos los perros callejeros.
(Kiko Urrusti, 2021)
(Gerardo Zaragoza y Rafael Rodríguez Urrusti, 1980)
(Antonio Diego Granado, 2010)