Desde muy pequeño puso de manifiesto sus grandes dotes artísticas, llevando a cabo con tan solo ocho años una
obra en terracota, conocida como “Las Ruinas". Sus inicios como escultor no fueron fáciles y se dedica a crear
pequeñas obras y a venderlas para poder subsistir y poder seguir estudiando. También realizó para subsistir
pequeñas esculturas en barro cocido, pero en vez de venderlas, se dedicaba a ir a las casas de empeño y allí
empeñarlas.
A lo largo de los años cambio de residencia, estableciéndose tanto en Nueva York como en México,
ambas etapas artísticas le serían muy fructíferas en su crecimiento artístico.
El estilo de Luis Sanguino surge de forma paulatina a medida que aumenta sus estudios en áreas
plásticas y artísticas, perfeccionando técnicas escultóricas como por la talla en madera, piedra,
modelado etc. Su educación artística se realizó en diferentes talleres y con diversos maestros.