Amado González Hevia, “Favila” nacido en Grado e hijo del escultor Amado González Fernández, ha asumido su oficio como la persistencia en el tiempo del ambiente artístico en el que se crió. Su niñez discurrió entre los muros del taller moscón de su padre, jugando con las pinturas, dibujando sobre el estuco de los muros, amasando y modelando la arcilla que posteriormente su progenitor convertiría en boceto escultórico. La pintura supuso la continuidad natural de su discurrir vital. Mientras colaboraba siendo un adolescente en el taller avilesino de su padre, comenzó los estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Avilés al tiempo que recibía clases de Santarúa, quién incidirá en una formación rigurosa del joven Favila. Una y mil veces el dibujo, la construcción y la valoración del objeto como forma primitiva de conocimiento de un arte que, a la postre, le llevaría hacia el camino que su disposición personal y creatividad le indicase.