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AMADO GONZÁLEZ HEVIA «FAVILA»

Amado González Hevia, “Favila” nacido en Grado e hijo del escultor Amado González Fernández, ha asumido su oficio como la persistencia en el tiempo del ambiente artístico en el que se crió. Su niñez discurrió entre los muros del taller moscón de su padre, jugando con las pinturas, dibujando sobre el estuco de los muros, amasando y modelando la arcilla que posteriormente su progenitor convertiría en boceto escultórico. La pintura supuso la continuidad natural de su discurrir vital. Mientras colaboraba siendo un adolescente en el taller avilesino de su padre, comenzó los estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Avilés al tiempo que recibía clases de Santarúa, quién incidirá en una formación rigurosa del joven Favila. Una y mil veces el dibujo, la construcción y la valoración del objeto como forma primitiva de conocimiento de un arte que, a la postre, le llevaría hacia el camino que su disposición personal y creatividad le indicase.

El monumento a Alejandro Casona se encuentra en la calle con el mismo nombre. Es un busto con el que se recuerda a este dramaturgo, natural de Cangas de Narcea. Podemos contemplar al literato en actitud pensativa, con la mano izquierda apoyada en la barbilla, mientras que su mano derecha descansa en un libro abierto, «La Dama del Alba», una obra de este autor.

La escultura muestra un retrato de Fernando Álvarez hecha en bronce y a tamaño natural. El retratado aparece caminando con unos planos en su mano izquierda, haciendo alusión a su papel como promotor inmobiliario e impulsor de Montecerrao, un destacado barrio residencial de Oviedo. El Ayuntamiento de Oviedo puso su nombre en 2002, a título póstumo, a una de las plazas de dicha urbanización.

Conmemora el bicentenario de la muerte de Pedro Rodríguez, conde de Campomanes. Representa al conde trabajando, sentado en el suelo e inclinado sobre un escritorio.
Fue político, jurista, historiador y economista. Desempeñó influyentes cargos públicos, alcanzando en 1783 la cumbre de su carrera, al ser nombrado Gobernador del Consejo de Castilla –la magistratura más importante del reino después del mismo monarca, equivalente a primer ministro–, que desempeñó hasta 1791.

Fue realizada tomando como base la talla de la santa, patrona de la diócesis de Oviedo, que se encuentra en una de las hornacinas de la girola de la Catedral. Se encuentra situada en la calle que recibe el nombre de la santa, patrona de la diócesis desde 1639, y cuyos restos fueron trasladados a la ciudad desde Mérida por el Rey Silo. Tiene una placa situada al pie de la escultura en la que puede leerse: "STA. EULALIA/DE/MERIDA".

El conjunto escultórico en bronce presenta a dos vendedoras tradicionales de cantería. Para realizar la obra el escultor recurrió a una foto antigua de Adolfo López Armán, fotógrafo y pintor español, que desarrolló su profesión en el Principado de Asturias a partir de la década de los años treinta, que refleja la clásica estampa de mujeres que subían desde Faro a Oviedo para vender recipientes de barro realizados en la alfarería familiar. En la foto original la anciana sentada estaba fumando, detalle que cambió el escultor y sustituyó colocando una vasija en sus manos.

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